
Praga – Cuando pasee por el Castillo de Praga, ese gran complejo urbanístico con palacios y la Catedral de San Vito, tómese un poco de tiempo para admirar el mosaico «El Juicio Final», ubicado en la cara sur de la Catedral y que fue restaurado por especialistas checos y estadounidenses hace ya algunos lustros. El mosaico que es del tipo italiano y es considerado único en la zona norte de los Alpes, contiene a un Cristo en calidad de juez dictaminando a dedo el destino de los terrestres.
Este mosaico lo encargó, entre 1370 y 1371, el emperador Carlos IV y es parte del frontispicio de la Puerta Dorada de la catedral que cuida las Joyas de la Corona. Los gastos de la restauración fueron cubiertos por el «Instituto de Conservación Getty», de Los Angeles. Aunque nunca se dio a conocer el monto exacto de gastos, los que de esto saben estiman superaron los varios millones de dólares.
Los trabajos de restauración fueron de especiales a único, debido a la naturaleza excepcional del mosaico. Los restauradores decidieron usar un método único para recuperar la belleza del material: aire a presión con polvo de vidrio en un inicio, luego los colores se conservan con materiales especiales y al final cada mosaico se dejó reposar dos años en aire húmedo y a varias atmósferas de presión.

una joya artística, en la que aplicaron técnicas únicas de restauración
La obra tiene una extensión de 84 metros cuadrados y está compuesta por millones de fichitas de vidrio y piedras en 31 colores. Durante los años que lleva expuesta sus peores fechas fueron: 1619 (se lo cubrió con un enlucido) y en 1890 (le cae un rayo que la afecta tanto que debe ser desmontada y almacenada hasta 1920 en la Sala Vladislav).