Praga – En la calle Maiselova 8 y 10 encontrarán la «Sinagoga de Maisel», en donde, originalmente, había una casa en donde se supone que vivió Mordechaj Masisel cuando aún era joven, por lo menos así lo relata una leyenda. Está sinagoga fue construida en el siglo XVI, en estilo renacentista, la mandó a hacer el rabino Mordechaj Maisel. Allí asistió muchas veces a la liturgia el rabino Löve.
Años más tarde el edificio fue reconstruido en estilo gótico. y es uno de los pocos inmuebles del Barrio Judío que sobrevivió a la «asanace» (Saneamiento) Checo en el siglo XIX. Durante el saneamiento del Barrio Judío se tumbaron muchas casa, solo el 10% de los inmuebles sobrevivió. Unas de las razones de esta decisión del Ayuntamiento Praguense, en esa época, era que el barrio no estaba urbanizado, lo cual era un foco latente de epidemias.
La Sinagoga es la más grande de todas y fue construida en el solar original de una casa, que fue derrumbada para poder crear la asamblea de los “Sabios”. Estaba compuesta de tres “Klausen” (en alemán) aposentos pequeños que se usaban para el estudio del Talmud, oratorio y el baňo ritual. Entre los años 1883- 1884 se amplió sus interiores y durante la segunda guerra mundial su mobiliario fue casi todo destruido. En la actualidad sólo se usa como museo en donde tienen una exposición sobre las fiestas judías.
Jicchak, el alcalde del barrio judío, que había estado algunos días de viaje regresaba a su domicilio en el barrio en su coche, todavía era temprano pero no notó que se estaba poniendo oscuro. Por la falta de luz y el nerviosismo de los animales el alcalde tuvo que reducir el paso de los animales, de pronto todo estaba negro pero al final del camino se veía un resplandor amarillo. Se bajó del carro por curiosidad y caminando se acercó a aquella luz y vio cualquier cantidad de monedas de oro completamente pulidas, y eran las que alumbraban todo el camino.
Cuando se había acercado lo suficiente a las monedas, se colocaron delante de él unos enanos que le dijeron: -”¡Ve las monedas pero no las toques! ¡Porque tuyas no son!”- Jicchak les replicó con una pregunta: ¿Y Puedo saber de quién son? Los enanos le dijeron: -”¡Cuando tu hija se case ya te enterarás de quién es el dinero!”- Le permitieron al alcalde que tomará tres monedas de oro, para que pudiera averiguar quién iba a recibir el dinero.
Cuando regresó a su coche sin darse cuenta había otra vez luz, llegó a su casa y cogió una de las monedas y la puso en un trapo muy sucio y lo colocó delante de su casa, luego se escondió detrás de una ventana para ver quien la cogía, y cuando ya no había un alma en la calle y era ya bastante tarde apareció un muchacho con la ropa un poco sucia y cogió el trapo sin que nadie lo viera y se fue corriendo, al segundo día Jicchak repitió la operación y el resultado fue el mismo, al tercer día cuando volvió a aparecer el muchacho el alcalde salió de su casa cuando el chico tomaba la moneda.
El joven lo vio y abrió sus ojos y en su mirada se veía el miedo sin pensarlo el chico le dijo:- “¡Perdoneme buen hombre yo no sabía que estaba haciendo algo malo!”- El alcalde le respondió: -”¡Mira no llores no pasa nada!”- No solo dime porque viniste tres veces por las monedas y él le contestó: -”¡Fue que durante tres noches tuve el mismo sueño, que me decía que aquí había algo mío!”- Jicchak le dio de comer y lo acompaño a su casa y habló con sus padres para que le permitieran educarlo.
El joven que se llamaba Maisel creció siendo muy educado y buen trabajador aprendió el oficio de la carpintería y todo el mundo lo buscaba porque era muy hábil trabajando la madera. Jihacck lo casó con su hija y empezó a correr el tiempo y en la medida que el tiempo pasaba y el dinero no llegaba el alcalde se molestaba más y más inclusive un día llevó a Maisel al lugar donde hacía ańos había visto a los enanos y le pidió que cabara y buscará haber si había allí algo escondido, pero nada todo era en vano.
Jicchak se sintió estafado por haber casado a su hija con un pobre diablo, para Maisel y su hija la vida con el seňor alcalde se hizo muy difícil, asi que un día decidieron mudarse de casa, él abrió su taller de carpintería y una ferretería y ella se dedicó a las labores hogareñas no les iba mal, inclusive Maisel ayudaba a los más pobres cuando podía. Una tarde le llegó un labriego que necesitaba un instrumento de metal y fue a donde Maisel para adquirirlo, pero no tenía dinero así que el hombre le dejó su caja con las herramientas de trabajo y le dijo que en otoño regresaría por ellas y le pagaría Maisel aceptó el trato pero paso el otoňo, el invierno la primavera y el verano y nada que eĺ hombre no aparecía.
Por la preocupación Maisel fue a donde Jicchak y le contó la historia y el alcalde le dijo : -”¡No te preocupes, abre la caja que lo que está allí es tuyo!”- Cuando Maisel llegó a su casa abrió la caja y mayor fue su sorpresa, estaba llena de monedas de oro, compró la casa donde vivía y la convirtió en una sinagoga que hoy la conocemos como “la Sinagoga de Maisel” raespe.