Al igual que en otras partes del mundo, los checos también celebran el Año Nuevo, en la ciudad, en las montañas, en el teatro, en una discoteca o en casa. En Praga, la capital más turística del país, el tráfico se limitará a la proximidad de lugares estratégicos como la Plaza Wenceslao, la Plaza de la Ciudad Vieja o el Puente de Carlos. El servicio de transporte municipal ha extendido el horario del metro, que funcionará excepcionalmente hasta las 2:30 a intervalos de diez minutos. La policía también ha sido reforzada en las calles de la capital.
Muchas ciudades planean organizar fuegos artificiales a la medianoche del 31 o el 1 de enero al final del día. El alcalde de Praga ha optado por cancelar los fuegos artificiales tradicionales del 1 de enero, debido a la contaminación acústica y las importantes consecuencias ambientales, y reemplazarlo con un video-mapeo en la fachada del Museo Nacional, en lo alto de la Plaza Wenceslao.
Más original, el 31 de diciembre, muchos checos y eslovacos planearon caminar a ambos lados de su frontera común para encontrarse en la montaña fronteriza de Velká Javořina, en los Cárpatos Blancos. Esta reunión se ha organizado desde 1992 para celebrar la amistad checo-eslovaca y para evocar la historia común de los dos pueblos.