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El café Slavia

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Los Checos siempre han dicho que la política del país se hace en las cervecerías, de ese dicho nunca he dudado pues la mejor cerveza del mundo es la Pilsen, la cual es checa y hablar mientras se toma un trago tan agradable bebida  es divertido, pero eso no le quita a las cafeterías su importancia social, el café Slavia, que se encuentra en Praga 1 en la calle Smetanovo nábřeží, delante del teatro nacional. 

El café Slavia fue un lugar que  durante las dos guerras mundiales y la época del comunista se convirtió en el centro de la resistencia intelectual del país.

 Es una cafetería con una vista tan hermosa como la que tiene el Slavia hacía el Moldava, es lo que invita a la gente a sentarse para ver las aguas del río que pareciera querer contarnos la historia de la ciudad.

El Slavia es un lugar en donde no sólo podemos disfrutar de un buen café,también allí podemos encontrarnos con alguien para charlar  o simplemente para opinar en contra o a favor del gobierno de turno.

En ese lugar rodeado de belleza y armonía obliga al ser humano a desarrollar su capacidad de pensar y  su sentido crítico en ese momento se convierte en uno de aquellos hombres que alguna vez crítico la opresión del estado como forma organizativa.

Cuando a mediados del siglo XVIII Georgious Deodatus un comerciante llegado de la ciudad de Damascos introdujo el café en Bohemia, no se imaginó jamás a que introduciría una bebida que inspiraría  a los intelectuales checos a lo largo de los siglos para convertir a las cafeterías en verdaderos parlamentos populares al igual que la cerveza, las conspiraciones, las defenestraciones y las protestas políticas en contra de los gobernantes de Bohemia siempre se han planificado en los cafeses y en las cervecerías .

El Slavia es una cafetería que se ha hecho ya famosa en la literatura universal gracias a Rainer Maria Rilke, el cual ambienta su cuento“El Rey Bohush“ en este local, pero también se dice que en una de las tantas mesas que se encuentran allí fue donde Jaroslav Seifer escribió la obra con la que ganó el nobel de literatura.

A mi esa cafetería, fue la que me presento el mundo de los extranjeros en Praga, la primera vez que fui alli me sente en el centro del local, en la mesa había un joven de pelo largo y muy rizado bastante bajo y delgado que se llamaba Alexis, era de la república Dominicana y estudiaba artes gráficas en la facultad de Umprum, al conocerlo pensé que en este país sólo habían artista, ya que él al igual que mi ex-novia Hana Rumlova les gustaba dibujar y los había conocido en un café de la ciudad.

Estuvimos hablando muy amenamente un rato largo, cuando de pronto escuche una voz que decía: “? dónde esta ?.!Qué lo mato!“ – Me voltee y en la puerta de entrada a contra luz vi una figura de casi de 2 dos metros de alto y tan fuerte que casi tapaba toda la entrada, en su mano derecha llevaba un cuchillo tan grande que parecía un machete y era lo único que brillaba.

De pronto levantó la mano izquierda diciendo – ya te ví- Alexis se paró a toda carrera y como alma que lleva el diablo salió corriendo de la cafetería, mientras detrás de él iba el otro muchacho gigantesco con un cuchillo , persiguiendolo  y gritándole a Alexis – “Parate que te mato”-. Poco a poco los dos se esfumaron de mi vista ellos desaparecieron por la calle Smetanovo nábřeží en dirección a la Ciudad Vieja.

Me dije a mi mismo par de locos, bebí un sorbo de mi café y levanté la vista allí estaba Muna Ala Ata, por supuesto que no me entere de su nombre al verla, sino mucho después de conocernos.

Ella era una mulata de origen Indio y nacida en Yemen, con un inmenso negro pelo de color azabache y brillante, sus dientes parecían perlas y sus ojos unos poemas. Por ella empecé a ir a esa cafetería todos los días, no voy a perder tiempo relatando nuestra conversaciones, la verdad es que un día logre colocar mis labios sobre la boca de lo que para mí representaba una diosa musulmana, aquel símbolo de belleza era completamente puro ya que nunca antes nadie  la había tocado ni manchado con las ideas de las diferencias sociales, para ella no existían pobres ni ricos, ni blancos ni negros sólo veía el amor de su dios, el cual le había enseňado que todos somos iguales ante él, la noche que dormí con ella por primera vez sentí que había amado a Ala.

Para mi la relación con ella era perfecta, por varias razones ella era bella, inteligente y nuestro amor tenía que ser secreto, ya que para muchas personas ese amor no era permitido.

Un tarde de 1989, estaba sentado en la cafetería después de que había regresado de Alemania, donde había recogido unos materiales antigubernamentales, ví pasando por la ventana del Slavia un grupo numeroso de personas, la fecha era 17 de noviembre, esa masa que pasaba como una ola de mar era la que iba a llevar  a un régimen político que estaba obsoleto, pero también a una ciudad que para mi era muy romántica porque estaba libre de publicidades era como si el espíritu humano se opusiera al consumo

El país estaba igual desde que  que Mozart había estrenado Don Giovanni, aunque el régimen era malo porque estaba en contra de las libertades espirituales era positivo que el alma de los hombres no había caído frente a las vallas publicitarias, entendí que nunca más volvería a ver los fantasmas de la historia caminando por Praga el modernismo se acercaba.

Pero no sólo la gente se había llevado ese viejo mundo, mi amada ese día no llegó. Tuve un mal presentimiento.

 Sentí como que si ese río humano que pasaba por delante de la cafetería Slavia se estaba llevando el pasado y todo lo que tuviera que ver con él, pedí la cuenta y pagué mi café cotidiano fuí a la residencia estudiantil de ella en Kajetanka, el portero me dijo que unos conocidos de ella de Siria,habían Venido ayer a visitarla porque se habían enterado que estábamos saliendo juntos y esa misma tarde la montaron en el avión y la mandaron a Jemen, nunca más la volví a ver tampoco supe más de ella, sólo me quedo en la mente el dulce de su boca y en la mente la belleza de mi  mulata musulmana.

La revolución de terciopelo se había llevado a mi amada, sin embargo el café Slavia seguía estando allí y continua teniendo un buen café, pero aunque desde el 89 para mi  es un poco más amargo,ese aňo me esnseňoi que la belleza de Praga es que aquí viven varios mundos con costumbres y comportamientos distintos pero enriquecedores para el espíritu humano.

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