
Eliška Junková era la mujer checa que los hombres no podían alcanzar, en un mundo dominado por ellos, el de las carreras de coches. Fue la mujer más rápida de la historia, igualando a los hombres y que terminó su carrera tras la muerte de su primer esposo.
Pero hasta entonces ninguna mujer había competido en un deporte reservado a una disciplina masculina privilegiada. Sin embargo, ella no fue solo un elemento de diversión y provocación en la línea de salida, sino una competidora exitosa que realmente arruinó el ego de la compañía masculina.
Donde logró un reconocimiento mundial por su coraje y pericia al volante, junto al gran apoyo de su esposo. Que cuando trágicamente lo perdió en un accidente de coche, decidió colgar su casco de carreras en un clavo.
Vida de la mujer checa más rápida de la historia
Eliška nació en 1900 en Olomouc el de 16 de noviembre. Su padre era cerrajero cerca de la estación de tren de su ciudad, y ella comenzó a ganarse la vida en su ciudad natal como empleada de banco. Su jefe Vincenc Junek (Čeňek), entusiasta de los automóviles y futuro esposo, quería triunfar en el mundo de las carreras. Por motivos laborales Eliška estuvo viajando por el mundo y en la Navidad de 1921, conoció a Čeňek en París y vio un sutil Bugatti Type 29/30 detrás del escaparate, que le otorgó la victoria en Brescia.
En junio de 1922, tras volver de Francia se casó con Čeňek Junek e inicialmente se quedó en casa, para conocer mejor a su esposo y su pasión por el automovilismo. Tiempo que aprovecho para pasar sus exámenes de conducción. Periodo donde acompañó a su esposo desde 1922 hasta agosto de 1924 en sus carreras.
Momento que se subiera a su propio coche de carreras con el que durante cinco años, subió al podio en casa y en el extranjero. Su esposo no fue menos exitoso. Sin embargo la tragedia llegó cuando Vincent Junk murió como Nürburgring en el Gran Premio de Alemania en 1928. Eliška desolada también decidió terminar la carrera como piloto.
Eliška desde los boxes
Y empezó a trabajar en Baťa, donde trabajó para la división de neumáticos. Con la Segunda Guerra Mundial se unió a la resistencia, y después de la guerra tuvo contárselo a sus contactos alemanes como parte de su trabajo para Baťa. Se casó por segunda vez con el periodista Ladislav Khás.
Con la llegada del régimen comunista Eliška Junková, sin poder viajar organizó carreras de motor. Y se reunía con intelectuales en su casa junto al monasterio de Strahov en Úvoz, donde el poeta Jaroslav Seifert la visitaba regularmente.
Desde la década de 1960, estuvo escribiendo libros de lectura regular en revistas y periódicos de automovilismo y ha publicado varios libros a lo largo de su vida, entre ellos, sus memorias. Donde se pude leer:
He demostrado que una mujer puede labrar su propio camino hasta el mismo nivel que los mejores hombres. Las mujeres a veces tienden a culpar de sus fracasos a la naturaleza. Es mucho más productivo trabajar más y enojarse menos. Algunas desventajas pueden superarse con facilidad
Eliška Junková
Eliška Junková murió en Praga el 5 de enero de 1994 a la edad de 93 años. La mujer checa que los hombres no podían alcanzar.
Recibió el premio de Maestra Merecida en Deportes por sus logros. En 2019, el presidente Miloš Zeman le otorgó en memoria la Medalla al Mérito.